lunes, 19 de marzo de 2012

LOS PUNTOS CALIENTES

Los puntos calientes son áreas de actividad volcánica alta en relación a sus entornos. A diferencia de otras áreas de vulcanismo como las zonas de subducción o las dorsales oceanicas el vulcanismo de los puntos calientes no está necesariamente asociado a las partes limítrofes de las placas tectónicas.  Existen dos hipótesis principales sobre el origen de los puntos calientes: una que complementa la tectónica de placas relacionandolos con plumas de manto y otra en la que las fuerzas tectónicas de extensión hacen en gran medida innecesaria la existencia de estas plumas.

Origen
Teoría de plumas
Esta teoría sugiere que hay plumas del manto que ascienden por convección desde el límite entre el núcleo y el manto en forma de diapiro. El ascenso de las plumas se debería al calentamiento del manto inferior por conducción de calor desde el núcleo terrestre, formando así una capa del manto gravitacionalmente inestable que saldría a flote en forma de diapiro y al topar con la corteza generaría grandes trapps (inundaciones basálticas), seguido de vulcanismo facilitado por el conducto que constituiría la cola del diapiro.
Esta teoría fue presentada por primera vez en 1963 y desde entonces ha sido modificada, considerandose ahora que los puntos calientes no son "fijos" como se contemplaba inicialmente y el origen de las plumas del manto no siempre se supone en el manto inferior.

Consecuencias
los puntos calientes pueden formar largas cadenas de volcanes extintos al moverse una placa litósferica sobre el punto caliente fijo en el manto. En placas oceánicas esto puede producir la formación de archipiélagos volcánicos en los que la edad de sus rocas aumenta a medida que se incrementa la distancia al punto caliente. Un ejemplo clásico de este fenómeno sería las islas de Hawái

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